Como de costumbre, llamé un taxi a la universidad. Pero en este día, mi coño se mojó mucho, no sabía lo que me estaba pasando. Estaba tan emocionada que decidí abrir las piernas frente al taxista. Empecé a seducirlo quitándome las bragas, luego se las tiré y entendió todo. Metió sus dedos en mi ardiente coño y me llevó al costado del camino donde monté su dura polla hasta que llenó mi coño con semen.